¿Cruelty free, vegano o los dos?
Más de 100 millones de animales son utilizados en experimentación cosmética cada año según The European Coalition to End Animal Experiments (ECEAE). Los más comunes son los conejos, cobayas, ratones y ratas.
La legislación europea para la fabricación de productos cosméticos que, de hecho, es la más estricta del mundo, prohibió desde el año 2009 el uso de animales para hacer pruebas, y desde el 2013 la importación y comercialización de productos testeados en animales.
Actualmente, sólo 40 países del mundo cuentan con prohibiciones totales o parciales de pruebas con animales, incluidos todos los países de la Unión Europea, Reino Unido, Nueva Zelanda e Israel, siendo Colombia el único país de Latinoamérica que prohibió por ley la experimentación en animales desde el año 2020. Estados Unidos es el gran ausente de la lista.
Para los países donde aún es permitido el uso de animales para pruebas, existen certificaciones que las marcas pueden comprar para comunicar que sus productos no son testeados en animales. Las más conocidas son Leaping Bunny (Internacional), PETA (USA), Te Protejo (Latinoamérica). Sin embargo, las empresas que otorgan estas certificaciones no auditan a las marcas y los criterios para otorgarlas son bastante flexibles.
La mención “cruelty free” se refiere únicamente a que no se hacen pruebas en animales, pero no significa que los productos no contengan ingredientes de origen animal.
Ahora bien, un producto vegano, en teoría, significa que no contiene ningún ingrediente de origen animal, y aunque parezca contraintuitivo, pudo ser o no testeado en animales. Sin embargo, el concepto “vegano” es difuso y tiene varias interpretaciones. No existe un criterio formal mundialmente reconocido, ni tampoco certificaciones oficiales. Ciertas firmas veganas, por ejemplo, toleran ingredientes de origen animal cuando el animal no ha sido maltratado en el proceso, como es el caso de las abejas para la obtención de la miel o de las ovejas para la obtención de la Vitama D3 gracias a su lana.
Algunos de los ingredientes de origen animal que típicamente podemos encontrar en cosméticos son: Ácido Caprílico, Ácido Esteárico, Ácido Hialurónico, Ácido Linoléico, Aceite de Pescado, Aceite Marino, Colágeno, Elastina, Escualeno. Pero, ¡ojo!, muchos de estos ingredientes también pueden obtenerse gracias a la ciencia y tecnología y formularse en laboratorios, siendo en este caso sintéticos o de origen vegetal.
Es importante entender que un producto vegano no es necesariamente más natural o sano, pues el hecho de no contener ingredientes animales no garantiza la procedencia de los demás ingredientes. Un producto vegano, por ejemplo, puede contener ingredientes vegetales genéticamente modificados. Una vez más, solamente una legislación robusta como la europea (que prohíbe el uso de ingredientes OGM) garantiza la seguridad del producto. El aspecto vegano es más una convicción personal y no tiene nada qué ver con la ética con la que fue fabricado el producto.
Como ven, hay muchos conceptos que frecuentemente se mezclan y pueden resultar engañosos. Algunas marcas adeptas al greenwashing se aprovechan de esta confusión, así que no se dejen engañar.
Nuestra producción es 100% francesa, lo que prohíbe por ley y también por convicción, las pruebas en animales. Somos orgullosamente una marca cruelty free.
En cuanto al aspecto vegano, ninguno de nuestros productos contiene ingredientes de origen animal, por lo tanto, también somos veganos. Sin embargo, quizás en algún momento aparecerá un toque de miel en alguno de nuestros futuros productos. 😉